Deriva

Presente y sin embargo participio, el ahora nunca llega, nunca es el momento oportuno. Besos que no te molestas en afianzar en mis mejillas, cine sin palomitas para que ni siquiera en un descuido se rocen nuestras manos. Conduces rápido y te saltas los semáforos para llegar cuanto antes en casa, y acabar con el silencio incomodo que nos delata. Ya no risas, solo caras de circunstancia. Degradación de colores en las sombras de la tarde, días eclipse, sin luz, sin esperanza. No me reconozco si no es al tacto y no me dejas tocarte y no me abrazas. Ambiente tenso entre nosotros. Nosotros! Que presunción por mi parte! Noches sin velas olor jazmín, sin apariencias. Náufragos en esta estepa serena. Solo vislumbro un principio de rabia a través del espejo, mientras me hago un ovillo en un rincón del parquet, junto a aquel armario que nunca calzamos, porque en el fondo sabíamos que solo estábamos de paso, y con el corazón siempre de viaje. Y yo y mis bajones, y tu y tus escapadas, y de banda sonora esa música mía, tan rara. Es difícil dormir si no te acoplas al arco de mi espalda, solo me concedes esa mirada sobria desde tu espacio de la cama, te giras, te aquietas, parquedad de movimientos. Me refugio en mis libros y pasan las calendas. Ves? Ya se me notan las venas en las manos. Tantos años y aún sigues acertándome en la puerta. No te confundas, seria más fácil odiarte que echarte de menos. Dolería menos olvidarte que acariciar los pedacitos que de ti aún me restan. Perdidos, ningún plano nos indica con un punto dónde estamos. Y si tan solo te acercases un poco verías tu paseo por mi vida, los hitos marcados con llagas que se suceden en una espiral girando eternamente en torno a mi alma.