C.

No borro los mensajes de C. Porque leerlos de vez en cuando me hace sentirla a mi lado. Son mensajes pasados de fecha: un “quedamos luego”, un “llego tarde”. Sin tener siquiera que cerrar los ojos la veo aparecer, con su sombrero azul y su flequillo corto, con su bolso de vinilo y sus botas militares, con su sonrisa radiante y sus manos inquietas deseando agarrar por el cuello una botella de cerveza. Y así caminamos, juntas, cotorreando, de bar en bar por Argumosa, quedando con amigos en el Home y bailando y cantando por la calle. Gritando en los conciertos, ligando en el Garaje Sónico... Rememorando el pasado, viviendo el presente y con la vista puesta en el futuro.